noviembre 23, 2024
Pulso

PULSO

Eduardo Meraz

Evasor no sólo de obstáculos, sino también de muchas otras cuestiones como de la verdad y del pago de impuestos, el presidente totalmente Palacio Nacional, pretende encubrir la corrupción de sus cercanos culpando a los medios de comunicación.

Cuando ya le faltan menos de seis meses para terminar su encargo, lanza acusaciones hacia la prensa a la cual no pudo doblegar, a pesar de los intensos intentos por someterlos a sus caprichos.

En su teatro en atril mañanero hizo referencia a otro de los medios, que en fechas recientes da cuenta de los inocultables y evidentes yerros de la administración cuatroteísta, así como de las tropelías cometidas por sus funcionarios.

En su enojo, el mandatario palaciego hace un retrato hablado de su relación con la prensa, muy semejante a la existente en sexenios anteriores, aunque con diferentes interlocutores.

Como sus predecesores en la primera magistratura, trata de justificar su proyecto político y las acciones de gobierno emprendidas, acusando a los medios informativos de llevar a cabo   una campaña en contra de su inasible transformación.

La falsedad de los “otros datos”, donde se dibuja una realidad fantástica, diferente a la padecida por millones de mexicanos, en particular en materia de salud y seguridad, es precisamente una parte de las simulaciones que tanto cuestiona en los demás y de las cuales él es principalísimo actor.

El ‘ya basta de medias tintas’ lanzado hacia la prensa distante de sus soliloquios, en realidad es aplicable para todos: autoridades, medios de comunicación y ciudadanos, incluido él mismo.

Tratar de fustigar el carácter empresarial de la prensa, por supuestamente ser instrumento de chantaje, es tratar de solo mostrar una parte de la ecuación, como si en el servicio público los ascensos y aumento de patrimonios de los funcionarios no fuese consecuencia de ese tipo de relaciones.

La pretensión de aislar al cuatroteísmo de tales prácticas, además de ofensivo a la inteligencia de la población, resulta vano si vemos cómo en el actual sexenio la única diferencia son los medios beneficiados con los recursos públicos.

Los dichos del habitante temporal del palacete constituyen una versión ampliada del clásico de otro López, Portillo, quien en su desesperación por no lograr domeñar a la prensa insumisa, espetó: “no pago para que me peguen”.

En contrapartida, en el sexenio actual se ha hecho evidente el “pago para que me alaben” y no únicamente con los medios de comunicación, sino con hombres de negocios, vía contratos.

He dicho.

EFECTO DOMINÓ

Pide la bastonera de Morena que sea el INE quien defina las preguntas del debate y no los moderadores, no sea que vayan a estar muy violentas

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@Edumermo

 

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