
us pentagon building aerial view at sunset
Por Redacción:
Washington D.C., 5 de septiembre de 2025. El presidente Donald Trump anunció este viernes la firma de una orden ejecutiva que instruye a renombrar al Departamento de Defensa como “Departamento de Guerra”, reintroduciendo así la denominación histórica que tuvo la institución hasta 1949. La medida permite que, desde hoy, el Pentágono y todas sus oficinas subordinadas utilicen el nuevo nombre en comunicados oficiales, documentos internos, ceremonias públicas y material protocolario. Además, el actual secretario de Defensa, Pete Hegseth, será referido en adelante como “Secretario de Guerra” en la correspondencia gubernamental y en los actos oficiales.
Trump justificó el cambio como un retorno al “ethos guerrero” de Estados Unidos, asegurando que las mayores victorias militares del país —en las dos guerras mundiales— se alcanzaron bajo esa denominación. “No se trata solo de defendernos, se trata de proyectar fuerza. El mundo respetó más a Estados Unidos cuando éramos el Departamento de Guerra”, afirmó el mandatario durante su mensaje desde la Casa Blanca.
La orden ejecutiva tiene efecto inmediato, pero el cambio definitivo del nombre requerirá una ley del Congreso. Por ello, Hegseth deberá presentar en los próximos días una propuesta legislativa para consolidar el ajuste en la normativa federal. Mientras tanto, las instituciones militares comenzarán un proceso administrativo que incluye la modificación de señalética, documentos, portales digitales y placas en instalaciones dentro y fuera del territorio estadounidense, un gasto que analistas anticipan será multimillonario.
El anuncio ha generado reacciones encontradas en el ámbito político y militar. Para los partidarios de Trump, el cambio simboliza un mensaje claro de fortaleza y un recordatorio del rol histórico del país como potencia vencedora en conflictos globales. Para críticos de la medida, se trata de una decisión costosa e innecesaria, que prioriza la retórica ideológica sobre las necesidades operativas del Ejército y que podría tener efectos adversos en la percepción internacional de Estados Unidos, proyectando una imagen más agresiva en medio de un escenario global ya marcado por tensiones.
La decisión se enmarca en una serie de reformas simbólicas impulsadas por la actual administración, que incluyen la eliminación de programas de diversidad dentro del Pentágono y el restablecimiento de denominaciones históricas en distintas dependencias federales. Con esta medida, Trump consolida un paso más dentro de su agenda de “restauración” institucional y reconfiguración del aparato militar, apostando a la carga simbólica de un nombre que busca revivir la narrativa de un país en permanente disposición de guerra.