noviembre 26, 2025
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Por Redacción:

San Francisco, 24 de noviembre de 2025 – El CEO de OpenAI, Sam Altman, ha admitido públicamente que el mercado de inteligencia artificial (IA) se encuentra en una burbuja especulativa, impulsada por inversiones irracionales que recuerdan al boom de las puntocom en los años 90, aunque insiste en que la tecnología subyacente representa un avance transformador que justifica el entusiasmo a largo plazo. En una entrevista con The Verge el 15 de agosto de 2025, Altman declaró: “¿Estamos en una fase en la que los inversores en general están sobreexcitados por la IA? Mi opinión es sí. ¿Es la IA lo más importante que ha pasado en mucho tiempo? Mi opinión también es sí”. Esta contradicción aparente –promover una expansión masiva mientras advierte de riesgos– refleja la estrategia de OpenAI: capitalizar el hype actual para financiar infraestructuras colosales, pero con el temor de que un estallido prematuro frene el desarrollo de la IA general (AGI, por sus siglas en inglés).

La declaración de Altman surge en un contexto de euforia inversora sin precedentes. OpenAI, pionera con el lanzamiento de ChatGPT en noviembre de 2022, reportó ingresos anuales recurrentes por encima de los 20 mil millones de dólares en 2025, un crecimiento explosivo del 400% respecto al año anterior, impulsado por suscripciones empresariales y alianzas con gigantes como Microsoft y Nvidia. Sin embargo, la compañía no ha registrado ganancias: sus pérdidas operativas alcanzaron los 5 mil millones de dólares solo en el primer semestre de 2025, principalmente por el costo de entrenamiento de modelos como GPT-5, que superó los 6 mil millones de dólares. Para escalar, Altman anunció planes para invertir hasta 1.4 billones de dólares en centros de datos en los próximos ocho años, un monto que requeriría deuda masiva y posibles respaldos federales de Estados Unidos, evocando críticas de “demasiado grande para caer” similares a la crisis de 2008.

Los antecedentes de esta burbuja se remontan al auge post-ChatGPT, cuando el capital de riesgo fluyó a la IA a un ritmo de 73 mil millones de dólares en el primer trimestre de 2025, con el 95% de los proyectos piloto fallando en implementación práctica. Inversiones circulares, como los 100 mil millones de dólares en acuerdos entre Nvidia y OpenAI, han inflado valoraciones: OpenAI aspira a una de 500 mil millones de dólares, superando a empresas rentables como Walmart o ExxonMobil. Altman, en una gira por un centro de datos en Abilene, Texas, el 3 de octubre de 2025, minimizó los riesgos: “La gente hace asignaciones de capital tontas de vez en cuando, pero algo real está pasando aquí”. No obstante, el lanzamiento irregular de GPT-5 en agosto de 2025, criticado por su “menor intuición” y la restauración de acceso a GPT-4 para clientes pagos, ha avivado dudas sobre la madurez tecnológica.

Económicamente, el impacto es mixto. La burbuja ha generado 405 mil millones de dólares en gastos de capital de grandes tecnológicas en 2025, impulsando empleos en semiconductores y energía, pero también riesgos sistémicos: analistas del MIT estiman que un estallido podría evaporar hasta 2 billones de dólares en valor bursátil, afectando fondos de pensiones y exacerbando la desigualdad al concentrar ganancias en unas pocas firmas. Socialmente, acelera la migración laboral: el Foro Económico Mundial prevé que la IA desplazaría 85 millones de puestos de trabajo para 2030, pero crearía 97 millones nuevos, con brechas en países en desarrollo donde el acceso a la IA es limitado. En Estados Unidos, el 28% de las empresas reportan “fatiga de IA” por inversiones no rentables, según una encuesta de Deloitte de noviembre de 2025.

Las reacciones en redes sociales han sido polarizadas, con más de 50 mil menciones en X en las últimas 48 horas bajo hashtags como #AIBubble y #AltmanWarns. Críticos como el periodista Gary Marcus (@GaryMarcus

) predijeron en junio de 2024 un 75% de probabilidad de colapso en 12 meses: “OpenAI ha estado bluffeando todo el tiempo”. El analista Ben Norton (@BenjaminNorton

) denunció el 7 de noviembre de 2025: “OpenAI perdió 12 mil millones el último trimestre, pero pide respaldos federales: Too big to fail 2.0”, acumulando 636 likes y 248 reposts. Por el contrario, defensores como DCinvestor (@DCinvestor

) argumentaron el 6 de noviembre: “La IA no es una burbuja, es un ‘Proyecto Manhattan’ disfrazado de mercado libre”, con 1,473 likes. En Reddit, un hilo en r/singularity del 15 de agosto de 2025 acumuló 642 votos: “Altman planea surfear la burbuja mientras la denuncia”.

Otras voces del sector coinciden en la dualidad. Sundar Pichai, CEO de Google, admitió en octubre de 2025 a la BBC: “Hay elementos de irracionalidad en el mercado de IA; ninguna compañía está inmune a un estallido”. Bret Taylor, presidente de OpenAI, comparó el fenómeno con las puntocom: “Algunas compañías fallaron porque estaban adelantadas a su tiempo”. Bill Gates y Mark Cuban divergen: Gates ve paralelismos con el pasado, mientras Cuban niega similitudes.

Las consecuencias de un estallido prematuro podrían ser catastróficas, según expertos del Council on Foreign Relations: quiebras en cadena, recesión en el sector tech y retraso en avances como interfaces cerebro-computadora, que Altman explora para rivalizar con Neuralink de Elon Musk. OpenAI, con 700 millones de usuarios semanales en ChatGPT, apuesta por la supervivencia: “Pronto, miles de millones hablarán con ChatGPT diariamente”, profetizó Altman. Sin embargo, si la burbuja revienta antes de que la IA demuestre rentabilidad sostenida, podría socavar la confianza global en la innovación, dejando un legado de deudas y promesas incumplidas en un ecosistema que, paradójicamente, OpenAI ayudó a inflar.

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