Por Luis Martínez Alcántara
El papa León XIV ofició la misa de entronización en la Plaza de San Pedro, marcando el inicio oficial de su pontificado como Obispo de Roma y líder espiritual de más de mil millones de católicos. Ante una multitud de aproximadamente 200 mil fieles y la presencia de delegaciones de más de 150 países, el nuevo pontífice envió un poderoso mensaje de reconciliación.
Líderes mundiales como el presidente italiano Sergio Mattarella, la primera ministra Giorgia Meloni, el vicepresidente de Estados Unidos J.D. Vance, los Reyes de España y el presidente ucraniano Volodímir Zelenski asistieron al acto. León XIV, en un tono cercano pero firme, instó a construir una Iglesia “unida” y “misionera”, capaz de acompañar a todos sin excluir a nadie.
Durante la ceremonia, se llevaron a cabo los tradicionales ritos de imposición del Palio y la entrega del Anillo del Pescador, símbolos del inicio de su pontificado.
Conocido por su carácter cercano y uso activo de las nuevas tecnologías —como WhatsApp—, León XIV ha sido descrito como un papa moderno con sensibilidad pastoral. Sus primeras palabras como pontífice reflejaron un enfoque centrado en el servicio, la inclusión y la misericordia, con un claro énfasis en la apertura al diálogo.
En su homilía, el Papa subrayó la urgencia de sanar heridas dentro de la propia Iglesia y en el mundo. Habló de divisiones internas provocadas por los cambios introducidos durante el pontificado de Francisco y abogó por una reconciliación sincera. Rechazó el autoritarismo clerical y defendió una Iglesia más participativa, respaldando el proceso sinodal en marcha.
También resaltó la importancia de superar el odio, los prejuicios y la exclusión para construir una comunidad fraterna y solidaria. Su llamado fue tanto espiritual como político, invitando a no temer la diferencia y a abrazar el perdón.
León XIV, nacido en los Estados Unidos hace 69 años y nacionalizado peruano, es el primer papa norteamericano y el primer angloparlante en el cargo desde Adriano IV, en el siglo XII. Su elección fue interpretada como una señal de continuidad con el Papa Francisco.
Con esta misa solemne, León XIV da comienzo a su labor pastoral con un mensaje firme de esperanza, unidad y compromiso ante los desafíos del presente. Su estilo directo, abierto y profundamente espiritual augura un pontificado marcado por la cercanía con los fieles y el diálogo con el mundo.
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