enero 15, 2025
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Por Luis Martínez Alcántara

La esposa de Kai Havertz, jugador del Arsenal, denunció públicamente una serie de mensajes de odio y amenazas que recibió a través de redes sociales tras la eliminación del equipo en la FA Cup el pasado domingo 12 de enero de 2025. Sophia Havertz compartió en su cuenta de Instagram dos publicaciones que contenían mensajes abusivos, incluyendo una amenaza escalofriante dirigida a su bebé nonato. 

Estos mensajes surgieron después de que el Arsenal perdiera ante el Manchester United en una tanda de penaltis, donde Kai Havertz falló una oportunidad crucial durante el partido y posteriormente erró su lanzamiento en la definición.

La futura madre expresó su conmoción y disgusto ante estos ataques, compartiendo capturas de pantalla de los mensajes recibidos. En una de sus publicaciones, Sophia escribió: “Que alguien piense que está bien escribir algo así es muy impactante para mí… Espero que te avergüences de ti mismo”.

En respuesta a la amenaza específica contra su bebé, añadió: “No estoy segura de qué decir, pero por favor, muchachos, sean más respetuosos. Somos mejores que esto…”. Estos comentarios reflejan la angustia y la incredulidad ante la crueldad de los mensajes recibidos.

Este incidente no es un caso aislado en el mundo del fútbol. Las autoridades futbolísticas y la policía han estado trabajando para combatir el abuso en línea hacia los jugadores y sus familias. La Asociación de Fútbol de Inglaterra anunció el año pasado que estaba proporcionando fondos de aproximadamente £25,000 para ayudar a la policía a tomar medidas enérgicas contra este tipo de incidentes. Además, la FIFA ha implementado un Servicio de Protección de las Redes Sociales con el objetivo de proteger a jugadores, equipos y árbitros del abuso en línea.

El caso de la familia Havertz pone de manifiesto un problema más amplio en el deporte. Durante la Copa Mundial Femenina de 2023, se reportó que el 20% de las jugadoras recibieron mensajes discriminatorios, abusivos o amenazantes, de los cuales aproximadamente la mitad eran de naturaleza antigay, sexual o sexista.

 

 

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