junio 13, 2025
imgNota1653

Por Luis Martínez Alcántara

Una nueva investigación publicada en Psychological Bulletin ha encendido las alarmas sobre el impacto del uso de pantallas en niños menores de 10 años. El metaanálisis, que revisó 117 estudios, encontró una relación significativa entre el tiempo frente a pantallas y problemas de conducta como ansiedad, agresividad, retraimiento y dificultades para socializar.

Aunque la asociación es leve, es consistente y más pronunciada en niñas. Este hallazgo sugiere que no se trata solo de una etapa en la infancia, sino de una señal de alerta sobre el entorno digital al que están expuestos.

El estudio también destaca que no solo importa cuánto tiempo pasan los niños frente a una pantalla, sino por qué la usan. Según Kara Alaimo, columnista de CNN, muchas veces los dispositivos se convierten en refugio emocional para niños que no saben cómo manejar sus sentimientos.

Esta práctica, aunque parezca inofensiva, refuerza un ciclo en el que la pantalla actúa como “paño de lágrimas” digital, impidiendo el desarrollo de habilidades de autorregulación emocional y profundizando los malestares existentes.

El análisis establece límites recomendados: los menores de dos años no deberían usar pantallas, salvo para videollamadas. Entre los dos y cinco años, el uso debe limitarse a una hora diaria, mientras que los mayores de seis años no deberían superar las dos horas. El riesgo aumenta cuando ese tiempo se destina a videojuegos, debido a su carácter adictivo y a la presión social que generan. Además, el exceso interfiere con el sueño, las tareas escolares y la convivencia familiar, afectando la estabilidad emocional del menor.

Roberta Pires Vasconcellos, autora principal del estudio, advierte que usar pantallas para calmar a los niños puede parecer una solución rápida, pero tiene efectos a largo plazo. Esta práctica no solo impide que aprendan a manejar la frustración o el aburrimiento, sino que los deja más expuestos a desarrollar trastornos emocionales. Aunque decir “no” al celular o la tablet provoque berrinches, poner límites firmes es parte del cuidado emocional que necesitan.

Actividades como juegos físicos, paseos al aire libre o tiempo de calidad en familia son claves para reemplazar el tiempo frente al dispositivo. El desafío no es solo limitar, sino acompañar: si un niño está irritable, ansioso o retraído, puede que la pantalla no sea la solución, sino parte del problema.

About The Author

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *