diciembre 4, 2024
ROGER EN LA CULTURA

Por Roger Hershberger , filántropo y creador del Programa de lectura compartida padres e hijos.

Rescatemos y dejemos claro en las mentes de nuestros hijos que, además de la tecnología digital, siempre hubo y habrá un nuevo y hermoso libro por abrir, acariciar, oler, escuchar, descubrir…¡por leer!.

Seguir el programa de lectura compartida padres e hijos nos permitirá cimentar y dar fortaleza a lo que nuestros hijos construirán más adelante en vidas de plena realización intelectual.

Además de ser un catalizador de la unión familiar en la lectura y de prevenir la desintegración familiar. A través del programa podemos evitar, en cierta medida, las consecuencias del analfabetismo funcional y de sus peores inercias de la vida social, manifestadas en situaciones y conductas tan indeseables como la deserción escolar, drogadicción, alcoholismo, embarazo en adolescentes y otras.

Felicidades por decidir dejar esta gran herencia a sus hijos: la imagen de un padre o una madre al abrir un libro en la noche antes de que entren en el mundo de los sueños, siempre será recordada por ellos con la certeza de que fueron amados.

Partamos de esta idea: El ser humano está rodeado de infinitas capacidades y percepciones. A la fecha no hemos logrado descubrir que tan amplios son nuestros horizontes y los destinos a los que podemos arribar.

Estigmatizamos lo que sabemos y lo que aprendemos porque nos dejamos guiar por estereotipos que restringen nuestras capacidades.

Así asumimos, erróneamente, que un niño de primaria no puede tener más conocimientos que uno de secundaria…¿y por qué no?…es claro que cabe la posibilidad y la libertad de que uno aprenda tanto como el otro. Ambos alumnos tienen capacidades por igual. Pero es cuestión de criterio, madurez y años escolares ¿o no?

Desde que nacemos, e incluso antes, en el vientre de nuestra madre, somos sensibles a los estímulos externos de cariño y amor. Somos concebidos y desde ese momento tenemos vida. Es sabido que resulta benéfico hablar con amor y con cariño a ese ser que se encuentra en el vientre materno y espera conocer la luz y respirar al nacer por cuenta propia.

También es recomendable poner en práctica la musicoterapia para ese ser que está próximo a conocer la vida terrenal.

Desde que concebimos a nuestros hijos podemos leer con ellos y para ellos.

Atrevámonos a implementar desde las etapas más tempranas de la gestación la hipnopedia o proceso de aprendizaje a través del sueño que padecen los sujetos durante la niñez. También podemos aventurarnos en la biblioterapia o “lugares de curación del alma” como se concebía en la Antigua Grecia.

Ambas representan una excelente combinación y propuesta para que nuestros pequeños comiencen a recibir amor, cariño y atención. Y perciban, desde siempre, que son hijos deseados y anhelados.

Seamos innovadores y dejémosles ver desde esa etapa que son queridos y esperados.

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