
Por Luis Martínez Alcántara
La administración del expresidente Donald Trump revocó la certificación del Programa de Estudiantes y Visitantes de Intercambio (SEVP) de la Universidad de Harvard, impidiéndole admitir nuevos estudiantes internacionales y obligando a los actuales a transferirse o enfrentar la pérdida de su estatus legal en EU. La medida afecta a aproximadamente 6,800 estudiantes extranjeros, que representan más del 27% del alumnado de Harvard.
El Departamento de Seguridad Nacional, encabezado por la secretaria Kristi Noem, justificó la decisión alegando que Harvard ha permitido un entorno inseguro en el campus, tolerando comportamientos “antiestadounidenses” y agresiones a estudiantes judíos. Además, acusó a la universidad de colaborar con el Partido Comunista Chino al albergar y entrenar a miembros de un grupo paramilitar chino en 2024.
Harvard calificó la acción como “ilegal” y “represalia sin precedentes”, anunciando que tomará acciones legales para impugnar la decisión. La universidad también está trabajando para apoyar a su comunidad internacional, proporcionando orientación y recursos a los estudiantes afectados.
En respuesta a la medida, un juez federal en California emitió una orden judicial que bloquea temporalmente la revocación del estatus legal de los estudiantes internacionales mientras se resuelve el litigio en curso. Esta decisión proporciona un alivio provisional a los estudiantes afectados, permitiéndoles permanecer en el país mientras se desarrolla el proceso legal.
La revocación de la certificación SEVP de Harvard se enmarca en una ofensiva más amplia de la administración Trump contra universidades de élite, acusándolas de promover ideologías “antiamericanas” y de no proteger adecuadamente a los estudiantes judíos. Esta acción ha intensificado el debate sobre la autonomía académica y la libertad de expresión en las instituciones de educación superior en EU.